¿Por qué las dictaduras de hoy, pese a que están perdiendo la vergüenza de serlo, se siguen disfrazando de repúblicas o de democracias…?
Una república es una organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado. Las características principales de esta organización política, que da por descontado la existencia de un poder democráticamente establecido, son:
Representación: todos l@s ciudadan@s eligen a sus representantes;
Interés: l@s representantes se deben a los intereses de los electores;
Bienestar común: más allá del grupo electoral, se debe perseguir el bien común;
Justicia: existen normas, división de poderes, sumisión a la justicia de todos los ciudadanos sean representantes o no;
Responsabilidad: el pueblo evalúa a sus representantes y, en caso de descontento l@ puede cambiar. Deben preverse sistemas para el cambio en cualquier momento. Votaciones o mociones de censura.
Si las elecciones son fraudulentas, no A
Si el/la representante persigue sus propios fines, no B
Si se persigue el bien sólo de una parte de la población, no C
Si alguien está por encima de la ley o controla la división de poderes, no D
Si no se puede echar a un representante porque él mismo ha impedido la transparencia y independencia de los procedimientos y, por lo tanto, se perpetua en el cargo, no E.
Si no se dan estas circunstancias, no tiene sentido hablar de república.
Vamos a ver estos casos:
1. Rusia
2. China, República Popular China
3. Corea del Norte, República Popular Democrática de Corea
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1. Rusia, o “Federación Rusa”
Art: 1º de la Constitución rusa: La Federación Rusa - Rusia es un Estado democrático federal de derecho regido por un sistema de gobierno republicano.
Pese a que tras la caída del muro de Berlín y la descomposición de la Unión Soviética Rusia renace desde una intento democrático regido por su correspondiente Constitución (1993), división de poderes, elecciones pluripartidistas etc…, Putin ha conseguido introducir cambios en la Carta Magna para perpetuarse en el poder, controlando todos los resortes del estado: la política, la administración, la economía, la comunicación, la justicia, la mafia, la banca, el ejército… La situación política es aparentemente estable gracias a un gran aparato policial del estado terriblemente coercitivo y a una política de desinformación. Ayuda el hecho de que exista una política pública de eliminación física de los opositores que en el mundo democrático nunca tuvo muchos defensores, pero que allí triunfa como un atributo del poder del Presidente.
Digamos que la esperanza democrática de los 90 fue revertida por la inercia de una población acostumbrada a una clase dirigente ultrapoderosa y a los tejemanejes de un líder cada vez más incuestionable y poderoso. El pueblo no supo despertar a tiempo y defender la democracia después de siglos de zares y casi cien años de dictadura comunista. El país se gobierna ahora con mano de hierro y es frecuente que mueran en modos sorprendentes los principales colaboradores del presidente cuando caen en desgracia… El mensaje presidencialista cargado de populismo, es ultranacionalista, clientelista, corrupto, xenófobo, homófobo, machista, antifeminista, eurófobo y ahora amenazante y ultramilitarizado…
Se trata de un régimen autoritario y dictatorial.
Debería llamarse “Dictadura feudal presidencialista” y no República Federal. Pero, ¿por qué el engaño si no engañan a nadie? ¿A quién tranquilizan con las palabras de la democracia si odian a los países democráticos y a las élites de EEUU, de Reino Unido y de Europa?
2. China, o “República Popular China”
Tienen una Constitución relativamente reciente (1982). El único problema es que no se permite la existencia de más partidos políticos, con uno tienen suficiente. ¿Para qué ofrecer más opciones si se trata de una dictadura? Parece coherente.
La propia Constitución declara solemnemente que el Partido Comunista Chino es el único partido gobernante. La Constitución China también declara que la clase obrera es la que dirige el sistema socialista aliado con la clase campesina. Se trata de una Constitución que declara la existencia de “clases”, por mucho que luego diga que estas dos clases dirigen la dictadura del proletariado. ¿Dónde están las otras clases? La clase media existe, es pujante, y dentro de las líneas de la política de desarrollo debe de ser aún mucho más grande. Eso sí, no va a mandar nunca en China. O al menos en los próximos siglos.
Pero no nos equivoquemos. China es un país muy singular, con una cultura milenaria y mucho que ofrecer en términos de conocimiento e intercambio cultural.
Digamos que desde su liderazgo del comunismo (no es cierto que muriera con la Unión soviética), el nuevo socialismo de estilo chino está ganándose un lugar en la historia. Xi Jinping es sin duda el líder supremo de la nueva filosofía china, pero escucharle hablar es un placer. Lejos de la retórica trumpista o putiniana, Xi es un hombre aferrado a unos ideales de tolerancia y respeto cultural.
En China se supone que están atravesando una nueva fase del socialismo ocupándose básicamente de mejorar la economía antes de afrontar el siguiente paso, y a disciplinados no les gana nadie.
En el futuro, el objetivo fundamental es la apertura democrática: promover el libre pensamiento, absorber las cosas buenas de las culturas extranjeras, abrir el socialismo chino en un sistema inclusivo y completamente democrático.
La verdad es que de la lectura de la Constitución China lo único que molesta es la existencia de un parrido único a quien se encomienda la dirección del país, principio que choca con el otro principio: El poder del estado pertenece en su totalidad al pueblo. Esto encaja mal. Pero en la constitución China podemos leer todos los artículos necesarios para pensar en los derechos plenos de la ciudadanía: derecho de sufragio activo y pasivo, igualdad hombres mujeres, derecho de asociación, de reunión y de opinión, el imperio de la ley, la igualdad ante la ley,
El objetivo último de convertir a China en un país socialista próspero, democrático y civilizado, reconociendo que no lo son todavía, es un caso único en el constitucionalismo mundial.
En el centro de esta filosofía la personalidad de Xi, ya todopoderosa, le convierte en un autócrata al modo de los grandes autócratas del siglo, pero creo que merece una mención aparte porque la cultura china se sustenta sobre valores que no parece que se pasen por alto. Puede que la situación de interregnos (que igual dura siglos) facilite el silencio sobre graves incumplimientos, pero cuando escuchas a Xi Jinping hay una verdad subyacente que no podemos ignorar, es más, que debemos poner en valor.
Debería llamarse, por ahora: “Dictadura totalitaria presidencialista y proletaria monopartidista -que aspira algún siglo a dar el paso a la democracia plena sin perder en ello el modelo socialista chino adaptado a su propia evolución, con respeto a los tiempos de Mao Zedong, de Deng Xiaoping, Jiang Zemin, Hu Jintao, Xi Jinping… y de los líderes que vengan-, de China”.
3. Corea del Norte, o “República Popular Democrática de Corea”
Contrariamente al caso chino, Corea del Norte no merece ninguna mención singular en positivo, sino más bien todo lo contrario. Partiendo de la base de que una investigación de la ONU de 2014 sobre los abusos a los derechos humanos en Corea del Norte concluyó que "la gravedad, la escala y la naturaleza de estas violaciones revelan un estado que no tiene ningún parecido en el mundo contemporáneo", hay poco que añadir.
Corea del Norte es poco menos que una anomalía en el mundo, un sistema de organización basado en la amenaza de muerte coordinada a escala estatal. En este sentido, Rusia y China deberían avergonzarse de haber protegido y hasta animado al auge de un “estado” que avergüenza al mundo en grado sumo.
Como ya se sabe ampliamente, Corea del Norte es una porción de la tierra donde increíblemente se rinde culto a un líder supremo que tiene al pueblo hambriento, sin libertad de movimiento, sin libertad de pensamiento, sin capacidad de hacer nada más en la vida que reír las gracias al líder mientras muere en una opresión sin límites.
Pero sigo con la pregunta: ¿Por qué entonces le pone por nombre al país: República Popular Democrática? ¿Por qué no llamarla simplemente “Tierra donde Kim Jong-Un hace, impunemente, lo que le da la gana”? O Jardín de Kim Jong-Un.
¿Por qué utilizar el disfraz de la democracia para levantar una dictadura mayúscula, una perversión de estado, un monstruo social…? Corea del Norte es equiparable al famoso caso del monstruo de Austria a escala “estatal”. Así tiene Kim a su pueblo, retenido en una celda sin sol, desnutrido, violado y vejado a diario mientras él se pasea como un dios terrestre de opereta, obeso, rodeado de misiles y de opulencia. Eso sí: “República Popular Democrática de Corea”, ese es su jardín.
Bien… Es suficiente… ¿Para qué mirar de cerca la República de Bielorrusia, la República Socialista de Vietnam, la República de Kazajstán, la República de Turkmenistán, la República Islámica de Irán, la República de Mali, la República de Chechenia…? Sucede lo mismo, una y otra vez. A esto Duguin lo llama la cultura de las telurocracias… u “otra forma de cultura o pensamiento distinta de la occidental”… Nosotros llamamos a esto simplemente“mentir”.
Un pequeño recuerdo:
Cuando Trump elogiaba a Xi Jinping en Mar-a-Lago en 2021 exclamaba: «Presidente de por vida, es fantástico». ¿Alguien duda de cuál es su sueño?
¿Alguien duda de que lo que va a intentar en los EEUU?
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